-A mi no me da ninguna risa. -dijo David.
-Pues a mi si. -contestaron Marina y Emilio a coro.
Después de un rato, Emilio sintió frío y se abrigo con la sábana de David. Este, al ver a Emilio cogiendo su manta y tumbándose, se enfado. No sabia porque, ya que se la había dejado muchas veces para que se abrigara. Pero esta vez, se sentía enfadado. Quizás porque no le había pedido permiso. El caso es que estaba enfadado. Y mucho. Así que blandió su espada negra, se subió en la patineta (que extrañamente comenzó a volar) y miro a Emilio con ojos de desafio. El ni se entero, ya que se había dormido. Entonces David grito algo que no se oyó, ya que Emilio le había quitado el volumen de la televisión. Lo raro fue que la patineta comenzó a volar en dirección a Emilio y traspaso el cristal de la pantalla, dejando a David encima de una Wii galáctica y con una espada negra en medio de su salón. Se sentía ridículo. Pero seguía enfadado, asi que, sin pensar ni nada, se abalanzo contra Emilio con su espada. Marina, al verlo, lanzó un grito de terror y, tampoco sin pensar, pulsó un botón de su pincel que decía: Dark Yellow y se abalanzo también contra Emilio. Justo entonces, Emilio se despertó y chillo todo lo que pudo al ver lo que se le venia encima. Cerro los ojos, y cuando los abrió, vio que Marina le había pintado la sábana de un amarillo oscuro, medio ocre, y David, a pesar de haberle dado varias veces con la espada, no le había partido en trocitos. Al contrario, se encontraba muy bien. Cuando se levanto, lo hizo volando, y con horror vio que se había convertido en una especie de fantasma que lanzaba hechizos.
-¡Aaaaaaah! -gritó Emilio.
Continuará...
