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jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo 4: La primera batalla de los Cybers.

Era miércoles y el equipo estaba en clase. Estaban en clase de lengua.
-Y de deberes, las actividades de la página 30.-Dijo la profesora.
-¡Pero hay un montón! ¡Son 10! -Protestó Emilio.
-Bueno, pues ahora también va la página 31.-Contestó la profesora de mal humor.
-¡Halaaa...! -Protestaron todos.
Había tocado el timbre del recreo y Emilio, David y Marina estaban comiéndose sus almuerzos.
-Yo tengo un bocata de queso.-Dijo David.
-Yo un zumo de piña y un kit-kat. -Contestó Emilio.
-Pues yo un bocadillo de salchichón. -Respondió Marina.
Después de comérselos tocó el timbre y se fueron a gimnasia. Durante la clase, oyeron un estruendo que venía de afuera.
-Voy a ver qué es, no arméis jaleo que vuelvo en seguida.-Dijo el profesor de gimnasia.
Aprovechando, Emilio, David y Marina se transformaron en superhéroes, cada uno a su manera: Emilio dijo una extraña palabra y dio tres vueltas sobre sí mismo; David cogió la patineta (que la llevaba en la mochila) y al montarse en ella apareció la espada negra; y Marina pulsó un botón del pincel (que lo llevaba en el bolsillo) para que se hiciera grande. Después, con ayuda de Emilio, que hacía hechizos y cosas, se teletransportaron al recreo.
Había un horrible monstruo de 8 ojos, sin boca pero emitía sonidos, 4 brazos y 9 pies (con razón era tan rápido). Emilio y David fueron a ver que pasaba y vieron al monstruo. Se asustaron un montón. Incluso Emilio, que es el más mayor de toda la clase, se hizo pipí y se le manchó la manta. David no paraba de reírse. Por otro lado, Marina estaba jugueteando con el pincel y se llenó la camisa de puntitos de colores, así fue como se hizo su traje de superheroína. David se hizo el valiente y se acercó al monstruo.
-¡David, no! -dijo Emilio.
David se acercó aún más al monstruo y le clavó la espada negra en el ojo.
-¡Puaj, que ascazo! -dijo Marina.
-Mira el lado bueno, ahora tiene 7 ojos. -dijo David.
Emilio, magicamente, hizó una cuerda y la ató a un brazo del monstruo. Tiró tanto que le arrancó el brazo.
-Eso también ha sido... asqueroso. -dijo Marina.
-Deja de quejarte. La verdad es que dos brazos a la izquierda y uno a la derecha no va bien. -dijo Emilio.
Con la misma cuerda le arrancó uno de los dos brazos izquierdos.
-Así esta mucho mejor. -dijo David riendose.
-Aj, voy al baño. -dijo Marina. Llegó al retrete y se puso a vomitar. Pobrecita. Parece que esto no le está gustando.
-¡Cuando salga del baño te vas a enterar, pedazo de bestia! -se dijo Marina a sí misma.
Continuará...

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